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domingo, 11 de septiembre de 2016

Comunicado del MSRR sobre la situación de la mujer en la Rusia Capitalista

La crisis que ha afectado al conjunto de la sociedad rusa, se deja ver, sobre todo, en la situación de las mujeres. Es principalmente contra la mujer trabajadora a quien se dirige las polémicas medidas de “optimización” del Gobierno en el sector público, las prestaciones sociales y las pensiones.



De acuerdo con la Organización Laboral del Trabajo, las mujeres rusas ganan en promedio un 30 % menos que los hombres y casi siempre les quedan vedados los altos cargos y las profesiones más prestigiosas a través de políticas laborales discriminatorias. En términos de desigualdad salarial, la Federación Rusa ocupa el lugar nº 53 de entre 145 países estudiados. La subida de precios, los despidos, la negativa de los capitalistas y del sector público a indexar e igualar los salarios sin discriminación alguna o incluso su mismo pago; junto con el trabajo doméstico no remunerado (una carga adicional en los hombros de la mujer trabajadora), por lo que al ser doblemente explotada es la categoría más vulnerable de la clase obrera nacional.



A pesar del hecho de que la legislación laboral prevé algunas garantías para las madres trabajadoras en la teoría, en la práctica las mujeres suelen ser las primeras en caer en el desempleo forzoso del Capitalismo. De acuerdo con los actuales datos del servicio de empleo el número de mujeres en situación de desempleo es del 52 % en Niznhy Novgorod, 55 % en Tverskaya, Togliatti, 54 %; y Kazán, 60 %. Aunque hemos de tener en cuenta el dato de que debido a la burocracia ineficiente y a las escasas ayudas del desempleo estamos pasando por alto toda la economía sumergida.



En este contexto, el Gobierno está preparando un nuevo conjunto de medidas “anticrisis”, para reducir el gasto presupuestario y aumentar la recaudación fiscal, aunque lógicamente no a expensas de la burguesía oligarca; sino a costa de los sectores de la educación y la salud (de los cuales el 85 % y el 79 % son, respectivamente, mujeres) y de las pensiones (1563 mujeres por cada 1000 hombres en la actualidad). La actualización de las pensiones se hará a un ridículo 4 % mientras la inflación está un 7’7 % para este año 2016. En los años 2016-2019 se producirá una reducción del poder adquisitivo para las y los beneficiarios de pensiones públicas del 10 %. Es más podrían acabar “congeladas” y dejar de añadir una parte incremental a la paz de aumentar la edad de jubilación, ambas ideas de buen gusto para los nuevos “liberales progresistas” que aconsejan a Putin.



Los Planes de Desarrollo Económico gubernamentales, con el apoyo de estos economistas, claman por negarse a actualizar los salarios de los empleados públicos. Esto llevaría a una reducción en el poder adquisitivo del 5 % anual con los ya mencionados datos de inflación esperados en 2016-2019. Según noticias del diario económico “Vedomosti” gracias a los decretos de mayo de este año el Presidente Putin reducirá un 12 % el salario medio en la economía real. Algo totalmente destructivo para la mujer con salarios, que como ya señalemos previamente, son siempre menores.



La política del Gobierno no es solamente antisocial, encima es específicamente misógina. Son las mujeres las más interesadas en cambios socioeconómicos. Pueden y deben convertirse en un destacamento avanzado en la lucha de clases si vuelven a ser ideologizadas a través de organizaciones feministas aliadas.  No resulta soprendente pues, que el Estado persigue mantener a las mujeres con la mente imbuida en el oscurantismo, en un pequeño mundo reducido a la familia, la iglesia y la cocina. Es este el objetivo del manido discurso putinista del “destino femenino”. En este cometido se observan los efectos de dificultar los accesos a los anticonceptivos y el aborto (garantizados en la vieja URSS como garantías públicas a la mujer – Nota del Traductor), la cuasi legalización de la violencia machista mediante leyes laxas y una actitud policial ante este fenómeno que crece cada vez más desde el fin de la URSS y la permisividad con depravaciones propias de radicalismos religiosos medievales como la actual administración de Magomed Daudov legalizando la poligamia, práctica desterrada en Rusia desde el proceso secularizador y ateizante de Stalin.



Así, como resultado tenemos una violencia machista desatada y socialmente tolerada, los embarazos no deseados y los abortos insalubres y la expansión de enfermedades antes inexistentes como el SIDA y la sífilis.



El Movimiento Socialista de Rusia se pone en pie por la liberación de la sociedad rusa del poder de la oligarquía burguesa, que llevó el país de vuelta a la tiranía Yeltsin-Putler y al desastre económico. Luchamos por proteger y desarrollar nuestra industria, la educación, la sanidad y las pensiones a través de la eliminación sistemática de los parásitos capitalistas, la eliminación de la monarquía presidencial putleriana y el establecimiento de una república socialista soviética. Hemos de nacionalizar la banca, las grandes empresas, los monopolios y los recursos naturales de la nación para ponerlos al servicio del pueblo trabajador, si y sólo si hacemos esto podremos evitar el colapso social al que nos dirigen nuestros líderes. Lógicamente esto será un proceso largo y duro de revolución, pues las clases acomodadas no renunciarán a su privilegio.  Como se deriva de aquí, reestableceremos los mismo derechos y deberes avanzados que en la URSS tenía la mujer trabajadora para estar en justa igualdad de condiciones con el hombre.

Como nos enseñaron los grandes revolucionarios de 1917, la revolución es impensable sin la mayoría del pueblo, esto es, trabajadores, campesinos y empleados. Es fatal intentar construir el socialismo sin el apoyo de la mujer, ignorar sus intereses y su capacidad como sujeto revolucionario es hacer caso omiso de las enseñanzas del socialismo e ir contra el interés de clase de la mayoría. El sexismo y el patriarcado actúan junto con el resto de la superestructura del Liberalismo culturalmente hegemónico para oprimir y dañar a las mujeres. Cualquiera que se declare socialista y revolucionario y tenga la reaccionaria idea de “el lugar de la mujer es su hogar” es un traidor a su clase, a la emancipación de la humanidad y a su propia patria.



El lugar de la mujer, es, fue y será: la vanguardia del movimiento por el socialismo, la patria y la libertad.


Por Isabel Magkoeva, feminista, deportista, intelectual y socialista revolucionaria rusa.
Traducido por Jesús Adrián Martínez (@FullChus) 

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